La historia del Convento San Francisco de Peñafiel está ligada al vino y al cultivo ancestral de la viña. Desde su fundación en 1265, se sabe que los monjes que lo habitaron fermentaron sus propias uvas para su consumo y contribuyeron, además, a la promoción de la cultura vitivinícola de la localidad. En 1998 la familia Pitarch decidió adquirir y restaurar lo que quedaba de este monasterio para dedicarlo a la elaboración de vino. El resultado es una bellísima bodega urbana dentro del casco histórico de Peñafiel. Un sitio muy especial donde podemos disfrutar del patrimonio histórico redivivo y de los vinos honestos y expresivos que se elaboran en esta parte de Ribera del Duero. A este lugar legendario hemos viajado hoy para charlar con su custodio, César Pitarch, en Una Cita con Ribera.
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