A menudo se considera un iluso o un idealista a quien se niega a renunciar a un sueño. Sin embargo la historia está llena de valientes o de espíritus intrépidos que se lanzan sin pensarlo dos veces a la conquista de una pasión. Como Alberto, un joven matemático qué hace unas décadas decidió cambiar la calculadora por las tijeras de podar. Compagina su profesión con la viticultura, y desde hace algunos años con la dirección de la bodega Manchón Mieres en Pesquera de Duero. Un proyecto en el que le acompaña su familia, donde los vinos solo suman éxitos. Hoy visitamos bodegas Manchón Mieres para conocer la raíz cuadrada del buen vino en una Cita con Ribera.
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