Hace quinientos años los capellanes de Pedrosa de Duero eligieron un lugar mágico para el cultivo de sus viñas. Aquel pago, con vistas a la mítica cuesta Manvirgo, fue reconocido inicialmente por los vecinos del lugar y, siglos después, en todo el mundo, como uno de los terruños más emblemáticos de la Ribera del Duero. Pago de los Capellanes en la actualidad está unido a los apellidos Rodero Villa, y la culminación como bodega de esta larga tradición vitivinícola cumple ahora veinticinco años. Y si Paco y Conchita pusieron en valor la historia de aquel viñedo que colmaba de cuidados y atenciones Doroteo Rodero, que fue labrador y practicante del pueblo, hoy Estefanía abraza el legado familiar trazando su futuro a pequeños sorbos para dibujar, entre los que rendimos culto a este Pago de los Capellanes, grandes sensaciones en boca. Nos acercamos a Pedrosa para conocer a Paco y a Estefanía en una Cita con Ribera.
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