Territorio Luthier es el nombre que Cristina Alonso y Fernando Ortiz eligieron para reivindicar el trabajo del artesano, que durante siglos se ha ocupado de crear instrumentos musicales para alegrar el alma. Y esa visión artística de la música, del tempo, las notas y su ensamblaje armónico, la quisieron para interpretar sus vinos. Desde 2018 este territorio se erige en un entorno idílico, entre viñas, pinos, enebros y corzos, y en poco tiempo se ha convertido en un bastión también del oficio de afinador, en este caso de los vinos de guarda. Porque en esta bodega se huye de las modas y se apuesta por la paciencia, por la elegancia y la sutileza que el vino adquiere con el paso tiempo. Hoy viajamos a la frontera que une lo artesano con lo artístico. Nos adentramos en el Territorio Luthier acompañados de uno de sus moradores, Fernando Ortiz, en una cita con Ribera.
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